10/13/2014

3.- No Me Salves.

La hamaca se había convertido en mi suit particular. No me apetecía nada dormir a su lado. Es más, preferí pasar la noche fuera para lamentarme y castigarme en soledad sin que nadie pueda ver lo patético que puede llegar a ser esta situación.

Cuando conseguí levantarme de aquella incómoda hamaca entré al salón, las persianas seguían bajadas y la casa olía a café. La olor a café despertó todos mis sentidos y fui directa a la cocina.
-¿Tú de dónde sales?.- Pastora me mira esperando una respuesta, esa que nunca llega.-Ya me contaras.- Me entendió a la primera en solo mirarme. Creo que mi cara puede hablar sin que yo diga palabra.
Pasados unos minutos, nos sentemos a desayunar. Hoy hacía un día estupendo y yo todavía no entendía porque no era plenamente feliz. He sacado un disco, que para mi personalmente es una maravilla, estoy con mis amigos disfrutando de un fin de semana y haciendo un rodaje tengo a la que debería de ser, en estos momentos, “la mujer de mi vida”. Pero no, mi mente solo piensa en una cosa, ¿cómo habrá pasado la noche Malú?.

A lo largo de la mañana se fueron despertando uno a uno menos ella. Pastora preocupada, miró el reloj, la 13:30, sin pensarlo entró a la habitación para despertarla.
Cuando salió me miro casi horrorizada. Me temía lo peor. Intenté quitarle hierro al asunto y le hice una mueca para que sacara una sonrisa por leve que fuera. 
-¿Tú no has dormido en la habitación, no?.- Pregunta.
Me pienso si contestar o no, no sé si mi voz esta preparada para hablar de ella, así que solo me limito a negar con la cabeza.
Me mira apenada y me siento culpable. Hace un tiempo atrás, las tres eramos inseparables, lo pasábamos genial juntas, y ahora todo esta peor que las ruinas de Roma, y lo peor es que no sé como arreglarlo.
-Ayer acabe de escuchar tu disco...- Corta bruscamente el tema. Yo sonrío orgullosa.
-¿Y qué tal?.
-Pura magia, como siempre.
Nos dedicamos un par de sonrisas cómplices y volvemos a clavar la mirada en la habitación de Malú.
-¡Buenos días bella durmiente!.- Pablo le abraza y la eleva un par de palmos del suelo. Ella se queja y saca una sonrisa tímida. Inconscientemente la sigo como con la mirada y comienzo hablar.
-Ayer le dije que no la quería ver.- Mi mirada seguía puesta en ella. Su cara reflejaba que había pasado una mala noche. Me apena saber que ha sido por mi culpa.
-Os habéis declarado la guerra y no vais a parar hasta que una no pueda más.
-Al principio estaba yendo todo genial, incluso le pedí perdón cuando no fui a verla cuando paso todo eso, pero luego empezaron los reproches y eso...
-Y eso...- Repite en tono burlón.- Un día vais acabar conmigo.
-Que dramática eres... Tampoco es para tanto...
-¿DRAMÁTICA?.-Dice alzando la voz.
Miro para los lados y le hago un gesto para que no grite tanto. ¡Tampoco es para que se enteré todo el mundo!
-No sé como habéis permitido que todo esto acabe de esta manera...-Susurra.  
-Es difícil...
-No es difícil, era tan fácil como llamarla al día siguiente... ¡Joder! Sabes como es ella, es muy orgullosa y muy cabezona, pero si la hubieras llamado, ella hubiera perdido el culo por ir a por ti... Y sabes que es así.
Miré hacia la taza de café buscando alguna escusa que me sacara de esta encerrona.
-Por vuestra culpa estamos así... Hace 1 año y 3 meses.- La miro sorprendida.- Y no me mires así, me acuerdo perfectamente, porque ese día no solo rompisteis vosotras...- Hace una pausa. Cierra los ojos un segundo y prosigue.- También rompimos nosotras 3...
La miro, la miro intentado que lea mi en ojos lo que no puede decirle con palabras. 

Nos tiremos más de media hora así, ella atacaba y yo intentaba defenderme con argumentos sin sentido. Ella tiene razón, y a la razón no se le puede ganar.

Las horas fueron abriendo paso a la tarde. La conversación de horas antes con Pastora me dejo un poco tocada.
Me sentía rara, una parte de mi sabía que teníe razón y que es una chorrada todo esto, otra parte sabía que saldría mal... Yo no voy a ser capaz de verla como una amiga. Y ante esto yo no puedo luchar por más que quiera.

Sobre las 6 de la tarde me fui directa a la parcela. Por ahí correteaba Pongo. Me senté en el suelo y me puse a juguetear con la hierva. A unos 5 metros tenía enfrente una terraza con una mesa redonda de hierro justo en medio, ahí estaban Malú, Julia y Pablo.
Mis miradas se alternaban entre Pongo y Malú ¡Benditas gafas de sol! Julia se acercaba peligrosamente a Malú. Ahí fue cuando mis alarmas saltaron. Las observaba desde mi sitio, Julia de vez en cuando se humedecía sus labios al hablar con ella, se tocaba el pelo, y le hacia una maravillosa caída de ojos...
De momento, era testigo mudo e invisible y aproveché para seguir martirizándome y poder seguir viendo el espectáculo.
Julia se acercó al oído de Malú, algo le tuvo que decir para que ella sonriera ampliamente y le contestara. En ese momento mi corazón empezó a latir más lento y mi estado de ánimo estaba casi rozando el suelo. En ese momento mis ojos fueron atropellados por los suyos, fueron segundos los que tardó en retirar su mirada de mi campo de visión.


Fue Pongo quién me saco de la realidad dándole tirones a la correa. Me levanté del suelo y vi a Malú caminar hacia mi.
Le puse la correa lo más rápido que pude y caminé a toda prisa hacia la puerta.
-¡Vane espera!.- Me cogió por el codo. Intentando para mi desgracia pararme.
-¿Qué?.- Me giré para verle la cara.
-¿Dónde vas?. 
Me quité las gafas de sol y le enseñé la correa.
-¿Es qué no lo ves?.
-Me voy con vosotros.
-No.-Abro la puerta sacando medio cuerpo fuera.- Tú te quedas aquí.
¿Alguien me podría decir que coño me pasa? ¿Por qué este repentino ataque de celos? Se supone que yo soy feliz con Inma y que Malú ahora nos es nadie en mi vida...

Salí con Pongo y no sé el tiempo que pasé sentada en el suelo mirando la nada y pensando en todo.
Detrás de mi espalda escuché como unos pasos aplastaban las ramas y las hojas que estaban en el suelo.
-Te tenía casi olvidada...- Giro mi cabeza y me quedo quieta mirándola.-Luego apareciste en los premios Cadena Dial, cuando me enteré de que ibas a ir, me estuve preparando días para volver a verte y que mi cuerpo no se revolucionara al hacerlo.

¿Ha dicho casi olvidada? Intento respirar de una manera adecuada y que no se me noté lo nerviosa e histérica que estoy ahora mismo.

-¿Casi?.- Pregunto tranquila y río irónicamente. Llevo viviendo casi un año con una actriz, ¡algo se tiene que pegar!
-Si.- Respira hondo y prosigue-¿Tú me has olvidado?.- Da unos cuantos pasos hacia delante, acortando la poca distancia que hay entre las dos.
-¿Debería de haberlo hecho?.
-Yo lo intenté.
-Pues ahí tienes todas tus respuestas.
Esta claro que ella y yo sentimos de maneras diferentes. Yo nunca planeé un plan para olvidar lo que viví con ella, siempre supe que ella es una persona especial en mi vida, y que estuviera conmigo o no las cosas no iban a cambiar. Ella si que lo hizo o por lo menos lo intentó, y yo... Yo nunca quise intentar olvidarla por si la olvidaba de verdad.
Ahí fue donde entendí que tenía que aclararme. Seguir viendo a Malú iba acabar conmigo, iba a volverme completamente loca.
Cuando cayó la noche me llamo mi madre. Hable con ella, con mis hermanos y mis sobrinas. Mi pequeña, mi ahijada, me hablaba con su media lengua. Yo sonreía absurdamente. Ahí fue cuando entendí que debía volver a mi tierra, estar con los míos y organizar de nuevo mi cabeza.
Antes de marchar, fui a la habitación de Pastora, la desperté y le puse la mayor escusa de mi vida. Ella no se creyó mis palabras pero comprendió que seguir aquí no iba a ser bueno para mi.  
Cuando entré en la habitación a recoger mis cosas la vi dormir. Intenté hacer el menos ruido posible para que no se despertarla y poder observarla sin miedo, sin que pueda echarme cosas en cara.
Sentí la necesidad de despedirme de ella, de hacerlo como lo hacia cuando aún su vida y la mía caminaban juntas. Me senté en el escritorio que había en la esquina. Del bolso saque una libreta y un boli. Eché una última mirada hacia atrás. La recorrí con la mirada como si fuera el último día de mi vida.

No me preguntes el por qué lo hago, por qué después de tantos meses me vuelvo a despedir de ti como lo hacia antes, no me lo preguntes porque ni yo misma sé que contestarte, porque yo también me pregunto y nunca sé contestarme, porque lo poco que sé me lo guardo para mi, porque nunca quise darte el adiós definitivo, porque una despedida significa no volver a vernos más y esa idea me aterra, olvidarte nunca estuvo en mis planes, aunque nunca es tarde para poder intentarlo, porque hace tiempo que mi mundo se convirtió en el tuyo y no sé como hacer para que vuelva a ser mío de nuevo. Porque siempre termino leyendo las mismas conversaciones que me atraviesan de par en par, pero las sigo leyendo y me sigue saliendo la misma sonrisa que el primer día que te escribí todos esos mensajes, porque siempre acabo colgando antes de escuchar el primer “Pi” cuando necesito escuchar tu voz y que me recuerdes el por qué sigo estando aquí, contigo, esperándote, aunque sé que jamas aparecerás un día o una noche y llenaras mi casa de lo que un día fue “lo nuestro”, esa magia que solo puedes hacer tú, porque la magia es algo que el ojo no ve, y yo no fui capaz de ver cuando te perdí. 
Porque el estar con otra persona no significa que te haya olvidado, solo intento demostrarte que sigo estando igual de bien que lo estas tú sin mi, a pesar de que cada noche me invada los recuerdos y mis lágrimas intenten salir de la cárcel que inventé en mis ojos.
Porque en ella te busco a ti, a tus manías, a tu jerga, a tu voz, tus gestos y tus caricias... Nunca supe como despedirme de ti, a lo mejor esque nunca quise hacerlo, que siguieras siendo mía aunque nunca estuvieras conmigo.
Siempre preferí sufrir por ti, que tú estuvieras bien, por eso te pido que no me salves. Solo te pido que... ¿Por qué no me devuelves la vida y me dejas vivir la mía?”




10/07/2014

Recuerdos 1: Apareces De Repente En Mi Vida.




Corría el año 2010 cuando la conocí. Le otorgaban el premio Cadena Dial. Recuerdo que en esos momentos no sabía quien era. Ese día la vi hablando con David De María, pero él no fue quien me la presento. Me fui acercando poco a poco para averiguar más de ella. Pero para mi desgracia cuando me acerqué al corrillo, David estaba “discutiendo” con otra cantante, dando la casualidad que aquella cantante también era amiga mía.
Me senté al lado de la cantante intentado saber que ocurría, miraba a David y a la chica que no tenía ni idea de quien era, ella estaba nerviosa, se le notaba, una de sus piernas no paraba de temblar y sus manos no paraban de entrelazarse.
Cuando fui a meterme para dar por zanjada la pequeña discusión, me vi envuelta, sin quererlo, en otra discusión con David. Él me pedía que no me metiera, que no pintaba nada. Que me dijera que no pintaba nada me cabreo, soy muy de altibajos puedo cabrearme y descabrearme en cuestión de segundos.
-¿Que no pinto nada? Sois unos niñatos... Mirar el circo que estáis montando...- Le miro fijamente a los ojos. Por el rabillo del ojo pude ver que la mujer con la que antes estaba David se levanta y camina hacia mi.
-¿Les puedes dejar tranquilos...?- Su voz sonaba suave, y con un acento muy familiar. Sin saber nada de ella supe que era andaluza.
-¿Y tú quién coño eres?.- Digo alterada. Lo dicho, cuando me enfado me enfado a lo grande. A ella se le endurece el rostro. Frunce el ceño y camina quedando a escasos centímetros de mi.
-¿Y tú? Dime... ¿de que jaula has salido?.- Notaba como su respiración se entrecortaba. Estaba claro que lo que le había dicho no le había sentado nada bien.
David separa a aquella misteriosa mujer de mi. Aún alejándola a metros, seguía manteniéndome la mirada. Sin duda me estaba desafiando. Yo no me corté y la seguí mirando hasta que desapareció por el pasillo entrando a unos de los camerinos.
El portazo se escuchó desde aquí, no me lo esperaba y me asusté cerrando los ojos con fuerza.
-Ya esta mi niña.- David me da un abrazo intentado dar por terminada la discusión de minutos antes.
-No pasa nada cariño... No me gusta veros así...- Digo con la mirada fija en aquella puerta que permanece cerrada.

Desde ese día me olvidé de aquella mujer y de ese intercambio de palabras que tuvimos. Pasaron las semanas y Pastora se encaprichó en que yo conociera a una chica que lleva poco tiempo en la música, ella alega de que es muy buena en lo suyo. Me habla tan bien de ella que ahora la que esta encaprichada soy yo.
Y hoy me iba a quitar aquel capricho. Pastora organizó una comida íntima. Solo íbamos a estar David, Pastora, la chica sin nombre, y yo. Y digo “la chica sin nombre” porque no ha querido decirme como se llama...
Cuando entré al salón Pastora se levantó a toda prisa hacia mi con los brazos extendidos. Vi a David hablando con una mujer, supuse que era aquella cantautora que debía de conocer.
Achiné los ojos, le analice de arriba abajo, pero nada, de espaldas no supe reconocerla.
-¡Que ganas tenía de que llegaras!.- Pastora me da dos besazos sonoros. Yo le sonrío.
Ella se gira y llama a una tal Vanesa varias veces. Yo con atención la veo. Veo como da un par de pasos hacia atrás. Aún seguía hablando con David. La escucho reír y sin previo aviso sonrió yo también. Nunca había tenído tanta intriga por conocer a un artista.
Hace un giro de cabeza. Su pelo vuela. La veo, me mira y sonríe. Intenta evitarlo pero le es imposible, al final se da por vencida y camina con una sonrisa.
-¡Hombre!.- Extiende sus brazos y su sonrisa se hace más grande.-¡Amiga mía! ¿Cómo estas?.- Apoya sus manos en mis hombros y me da dos besos. Yo me quedo helada, petrificada, congelada, y un sin fin de sinónimos más.
-¡Uy! ¿Es que os conocéis?.- Pastora nos mira como si fuera un partido de tenis. Ella sonríe y asiente.
-Claro que nos conocemos.- Vuelve a mirarme.- ¿A que si Malú?.
¿Sabe quien soy?... No sé si eso debería de darme miedo...
-Pues mejor...- Dice Pastora.- No veas como canta y compone la niña, ¿sabías que era de Málaga?.- Niego. Sabía que era andaluza, se le nota mucho al hablar.
-Que callaita te veo... Antes solías hablarme más...- No contesto. 
Me esta vacilando y lo peor esque me estoy dejando. Me llega a pasar esto con otra persona y ya hubiera puesto el grito en el cielo. Pero no, con ella, con Vanesa, no... Mi voz se ha quedado muda.
¿Se supone que esta tía es la supuesta cantautora tan buena que tengo que conocer?
Nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer. Vanesa se desenvuelve muy bien con David y Pastora y eso me hace pensar de que se conocen de hace tiempo. Yo callada les escucho. Y descubro que Vanesa, o Vanesa Martín como artisticamente se llama, a compuesto un par de temas del disco de Pastora y que David ya ha cantado con ella uno de sus temas.
A lo largo de la tarde David tubo que marcharse. Cosas de artistas. O eso fue lo que nos dijo, últimamente va y viene con su chica... Otro que tal baila...
Tras una hora de la marcha de David y estar toda la tarde hablando decidimos irnos. Pastora nos acompañó hasta la puerta.
-¿Y tu coche?.- Me pregunta Pastora.
-He venido andando ¡tampoco vives tan lejos de mi casa!.
Tras despedirnos de Pastora, camino detrás de Vanesa. Ella se frenó al lado de una moto y sacó unas llaves de su bolsillo.
-¿Quieres que te lleve?.- Pregunta Vanesa. 
-¿Tú?... Eres capaz de dejarme tirada en medio de la calle.
-Tenía pensado en dejarte en tu casa, pero si eso es lo que quieres...- Miro la moto con miedo. Nunca me he montado en una tan grande y menos con una persona que posiblemente me odie.
-¿Tienes miedo?.- Me tira uno de los casco a las manos.
-No.- Balbuceo.
-Vamos entonces.
Vanesa se sube a la moto, se coloca el casco y se sube la visera.


-¿Vamos?.- Pregunta desesperada.
Sin pensarlo, porque si lo hago me voy a mi casa andando, me pongo el casco y subo en la moto.
Ella con delicadeza coge de mis manos y las coloca fuerte a su cintura. Echa una última mirada hacia atrás, se baja la visera y arranca.
La moto sonaba de una manera brutal. Vamos que media Madrid se enteró que Vanesa Martín ya había llegado.
Por el camino le iba dando indicaciones para llegar a mi casa. De vez en cuando quitaba del manillar una de sus manos para coger las mías y asegurarse de que le estaba agarrando fuerte. Eso me hizo tener un poco más de seguridad. Por lo menos hoy Vanesa no quería matarme, pero no descartaba de que me dejara tirada en cualquier parte de Madrid... Le hago la última indicación y frena en la puerta de mi casa. Me bajo de la moto y mis piernas parecen dos flanes.
-Gracias...- Le tiro el casco de la misma manera que ella lo hizo antes.
-Te diría que ha sido un placer conocerte pero...- Sonríe y se vuelve a subir a la moto.
-Lo mismo digo.- Doy unos pasos hacia la puerta.- Hasta... ¿Nunca? Vanesa Martín.
Suelta una carcajada, se baja la visera y se va... Así de simple.
Entro en mi casa y lo primero que hago es coger el portátil.

Entro en Youtube y en el buscador pongo su nombre “Vanesa Martín” Sonrío al escribirlo y me siento estúpida. Veo una larga lista de links que me invitan a entrar en sus vídeos, rebusco hasta que hay uno que me llama la atención, “Trampas”, le doy al play y hecho mi espalda hacia atrás. Escucho sus primeros acordes. 4 minutos dura la canción, 4 minutos que maldigo para mis adentros. ¿Como una tía tan descarada como ella ha escrito tal tema? ¡Quiero cantarla! ¡Quiero tenerla en algún disco mío! Rebusco más y me quedo embobada. Pasé el resto de la tarde en eso, en escuchar sus dos discos. Los escucho mil veces, intentado sacarle algún fallo para poder echarle algo en cara pero no... Todo es perfecto.

Novela "Aquí y Ahora"

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