Sentía
como si el viento me traspasara la piel. La noche no tenía planes y
se quedo con nosotras esperando al amanecer.
Su
“¿Quieres más?” se quedó retumbando por todas los rincones de
mi cabeza. Yo, sin saber que responder, opto por callarme.
Me
apoyo totalmente en mi coche, que pase lo que tenga que pasar.
Ella
sonríe mientras contonea su cuerpo. Sabe que puede hacer conmigo lo
que quiera. Y eso es lo que va hacer.
Apoya
sus manos en mis hombros y poniéndose de puntillas me besa. Fue como el
típico beso que se dan los niños de 12 años.
Se
separo de mi esperando una aprobación. No sé hacia donde lleve mi
vista, pero acabe asintiendo. Lo estaba deseando.
Me
besa, la beso, sus manos se colocan en mi nuca. Y las mías todavía
no tienen claro que parte de su cuerpo tocar primero.
Nos
separamos unos segundos para coger aire. Aún con su sabor en mis
labios, cierro los ojos, cuando los vuelvo abrir siento que todo me
da igual y me lanzo hacia ella. La beso frenéticamente, mis manos se
pasean por su cara, su cuello y su pelo. Cuando estampo su espalda
contra mi coche llevo mis manos al cuello de su camisa y de un gesto
rápido y fuerte la abro haciendo saltar algún que otro botón. Ella
sonríe e intenta levantar un poco mi camiseta.
Mi
teléfono suena. Me separo un poco de ella pero no me deja.
-No
lo cojas...- Vuelve a tomar mi boca y yo obedezco. Dejo el móvil de
nuevo en el bolsillo, pero al segundo vuelve a sonar. Esta vez es
ella quien se separa. Se pone en posición de jarra y murmura.
-Cógelo
anda.
Me
doy la vuelta y me apoyo en el capo del coche. Aún extasiada por el
encontronazo con Malú lo cojo sin saber quien es. Ni siquiera mire
la pantalla para saber quien era.
-Amor,
¿donde estas?.
-En
la playa.- Me giro y me encuentro a Malú de brazos cruzados. La
llamada esta durando demasiado.
-¿Que
haces ahí?.
Respiro
y suplico a mi mente un poco más de agilidad.
-Pues
ya ves...
-¿Pues
ya ves?.
-He
salido para despejarme un rato.
-A
las 2:30 de la mañana...
-Si,
a las 2:30 de la mañana.
Odio
que me controlen. Soy una persona muy independiente. No me gusta dar
explicaciones a nadie.
-Mañana
por la tarde llego a Málaga.
-Vale.-
Me da terror que Inma y mi madre se conozcan. Ella esta obsesionada por conocer a mi familia. Dice que es un paso muy grande para nuestra relación. Y yo ese gustazo todavía no se lo voy a dar.
-¿Vale?
¿No vas a venir a por mi ni nada?.
-Sabes
que si.- Bufo.
Tras
estar como unos 5 minutos hablando con ella termino colgando ante la
atenta mirada de Malú. No dice nada. Solo me mira. Tras guardar el
móvil y sacar las llaves del coche. Guardo mi guitarra en el
maletero y le pido a Malú que me diga donde se hospeda.
Antes
de abrir el coche le pido que se asiente detrás. Nada de sentarse a
mi lado.
-¡Venga
ya!.
-Lo
digo totalmente en serio.
Cuando
entramos en el coche. Coloco el retrovisor y me encuentro con ella,
nos dedicamos un par de miradas. Ella, sonriente, se quita el
cinturón y apoya sus manos en mi asiento. Pero antes de que llegue a donde tenga pensado llegar le pido que se lo ponga de nuevo.
-El
cinturón Malú.
-Aguafiestas.- Refunfuña con su tipa voz de niña.
Salgo
hacia la carretera y comienzo a llevarla a su hotel. Íbamos en
silencio. La radio sonaba súper flojita. Necesitaba tener todos mis
sentidos alerta.
-Vane...-
Su voz de niña sale a la luz de nuevo y yo la miro por el
retrovisor.-Vane...- Vuelve con el mismo tono.
-¿Qué?.- Respondo
porque sé que si no lo hago podemos estar todo el viaje así.
-¿Subirás
conmigo?.- Escucho como se desabrocha el cinturón. Se mueve por los
asientos hasta colocarse detrás mía. Sus manos apuntan a mi
barriga. Poco a poco fue subiendo mi camiseta hasta meter sus manos
por debajo de ella. Intento controlar la respiración. Que no se note
que me muero de ganas de estar con ella.
-No.
-Vas
a subir.
-¿Tan
segura estas?.- Sus manos seguían jugando por debajo de mi camiseta.
De un gesto rápido, suelto una mano del volante e intento quitar sus
manos, pero rápidamente vuelven a la carga.
-Como
sigas así vamos a tener un accidente.- Sigo conduciendo y ella no
tiene en mente parar.
Torpemente
llego al hotel donde se hospeda Malú. Cuando salimos del coche me
apoyo en el. Ella sale y se coloca enfrente de mi. Cuando la miro me
doy cuenta que lleva la camisa abierta y rota. Me tapo la cara con
las manos.
-Eso
lo has hecho tú.- Susurra sonriente.
Yo me embobo. “No
la mires” Me repito a mi misma un millón de veces. ¡Pero joder...
Mirarla... Mirar como sonríe!
Ella
tiende su mano, y mi cuerpo sin mi la coge.
Caminamos
por el interior del hotel. Al llegar al ascensor pica la planta donde
esta su habitación. En el ascensor no estábamos solas, así que se
dedico a torturarme.
Se
puso delante mía, dándome la espalda, yo tenía la mía pegada
contra el cristal del ascensor. Con su dedo indice lo pasea por todo
el filo de mi pantalón. Cierro los ojos e intento respirar con
tranquilidad. Cuando los abro me doy cuenta que estamos solas en el
ascensor.
-¿Vamos?.
Oír su voz me hace aterrizar
al mundo real.
Asiento como puedo y comenzamos andar por el
largo y lujoso pasillo del hotel.
-¿Entramos?.
-No.
-Anda
ven.- Coge de mi camiseta y tira de ella hasta estar las dos dentro
de la habitación.
Echo
una vista rápida. ¡Joder! Como se las gasta la niña.
-Si
esto es como mi casa de grande.
-Pues
yo prefiero estar en tu casa.- Rápidamente me besa.
No
se de que manera acabemos las dos tumbadas en la cama. Su camisa hace
tiempo que desapareció por algún lugar de la habitación. Ella a
tirones me saco la camiseta. Me separe de ella unos segundos para
poder verla así. ¡Cuanto tiempo joder!
Mientras
ella se quitaba los pantalones me dedicaba miradas llenas de calor.
Yo clavo mis rodillas en el colchón y ayudo a quitárselo.
Poco
a poco fui recostándome en su cuerpo. ¡Ya ni me acordaba como olía!
Sigue utilizando el mismo perfume. Paseo mi boca por su cuello. No la
beso, solo la rozo. Noto como se revuelve debajo de mi cuerpo. En un
principio me hace sonreír.
-¿Te
das cuenta que siempre empezamos igual?.- Me susurra dulcemente.
-¿Como
que igual?.
-Mírame.-
Agacho mi vista.- Estoy casi desnuda, y mírate tu, tienes mucha ropa
en tu cuerpo.- Sonríe. Yo la miro con cara de circunstancia sin
saber que decir.- Y me encanta que sea siempre así. Esto último me
hace sonreír.
-¡Que
boba eres!.- Me hace gracia que se fije siempre en esos detalles de
los cuales yo ni me había fijado antes.
Inconscientemente
comienzo acariciar su vientre. Su cuerpo sigue pidiéndome más.
Me fijo como su pecho sube y baja. Esta nerviosa y eso me gusta. La
Malú de apariencia fuerte y posiblemente borde esta bajo mi cuerpo y
en mis manos.
Bajo
por su cuerpo. He estado mucho tiempo sin que su piel y la mía se
rozaran tanto.
-Vane,
mírame.- Subo mi vista hasta clavarla en la suya.- Nunca dejes
de mi mirarme.- Sus ojos se vuelven vidriosos por el
momento nostálgico que esta viviendo.- Me encanta que lo hagas.
Sonrío pero no le digo nada. Cuando quiere puede ser muy pava y tiene un máster en dejarme sin palabras.
Sin
dejar de mirarla, le abro cuidadosamente las piernas. Las separo. Es
ella la que con dos dedos empieza a quitarse su ropa interior.
-No, déjame a
mí.
Coloqué
mis dedos en el pequeño y sutil hilo que separa mi locura de la
cordura. Lo bajo despacio, sin prisas, como si el tiempo no contara.
Se lo quito y lo echo hacia atrás. Coloco mis manos en sus
rodillas.
-¿Puedo?.
-Debes.-
Exige.
Instintivamente
le abro las piernas y coloco mi boca en la fuente de mi locura. La
escucho, eso me pone cardíaca, ya no hay marcha atrás.
La
tiento, me separo de ella y noto como se cabrea. Yo le respondo
sonriendo con malicia, y ella con una sensualidad que hacia tiempo
que no veía en ella, sube sus caderas y gesticula un
"Vamos".
Cuando
entro en ella, noto como una de sus manos me toca la nuca. No quiere
que me separe de ella, y eso de alguna manera u otra me
hace sonreír.
Su
momento está a punto de llegar. Su cuerpo se tensa, agarra con
fuerza las sabanas. Y echando su cabeza hacia atrás termina
con un gruñido de lo más sexy que pude oír en toda mi vida.
Hacia
tiempo que no estábamos juntas en una cama y la curiosidad
nos puede. ¿Nos seguiremos conociendo después de
tanto tiempo?
Malú
tira de mi hacia arriba. Me besa con fuerza, con ganas. Su
respiración aún sigue agitada. Sus manos van directas a mi
pantalón, intenta buscar el botón pero nada, no da con el.
Al
ver su torpeza decido ayudarla. Bajo directa hasta dar con el botón
y desabrochar el pantalón.
Sin
hablar, acaba poniéndose encima mía.
-Eres
totalmente mía...- Susurra.
Convencida
de que no voy a poder responderle con palabras decido besarla. Hace
tiempo que puse a su nombre todo lo que me queda por vivir, y hoy una
vez más me ha demostrado que es así. No podría vivir sin verla. No
sé como he podido estar tanto tiempo sin tenerla así cerca. Es tan
adictiva que sé que volveré a recaer más de una vez.
El
tiempo decidió pasar y nosotras seguimos jugando con fuego a pesar
de acabar quemándonos más de una vez.
Hoy
decidimos pasar el fin de semana en una maravillosa casa en Málaga.
Esta vez tuve que ir con Inma no pude decirle que no.
Mi
sorpresa fue encontrarme con Julia. La amiga modelo de Pablo.
Cuando
cayó la noche sacaron una botella de Ron y se les ocurrió jugar
al fantástico juego del "Yo nunca..."
Fue
Julia la primera en coger la botella con ansia.
-Empiezo
yo.- Llena los vasos que quedan y sonríe.- Yo nunca he visto desnudo
a nadie de este grupo...
Bebemos
Malú, Julia, Inma y yo... Algo me inquieta... ¿Julia?... Apoyo mi
barbilla sobre mis nudillos y mantengo una guerra de miradas con
Julia. Ella se mantiene firme y sin mover ni un musculo de su cara.
Yo firme también, termino esta ballata con una media sonrisa y
asintiendo.
Mensaje
captado Julia.
Pastora
da una palmada al aire y tras rellenar los vasos de nuevo pronuncia
otra frasecita para volver al juego.
-Yo
nunca he sido infiel a mi pareja.- Malú clava sus ojos en mi a la
espera de que me beba el chupito. Espero unos cuantos segundos y me
doy cuenta que soy la única de esta mesa que ha sido infiel.
Malú
sigue mirándome, cojo el chupito y no puedo evitar soltar una
pequeña risa. Pastora no se asombra, ella ya lo sabía al igual que
Malú.
Sin
pensar me bebo el chupito y una oleada de preguntas abarrotan la
mesa.
-¿Que
dices?.- Dice Julia tapándose la boca.
-¿En
serio?.- Pablo ríe mientras me rellena el vaso de nuevo.
Inma es la que me mira con cara de pocos amigos.
Si, esta bien, ese pequeño traspiés que tuve no se lo he contado, pero tampoco es como para ir gritándolo a los 4 vientos...
-Vane
te toca.- David con una sonrisa se frota las manos y seguidamente
agarra el chupito. No me lo pienso y sin coger el chupito digo:
-Yo
nunca me he acostado con una modelo.- No puedo evitar que mi sonrisa
salga a relucir al ver a Malú petrificada.
-Una
o un modelo, mejor dicho.- Rectifico para no saltar alarmas.
David
y Malú beben. Y yo vuelvo a sonreír. Miro a Julia y sin pensarlo le
digo.
-¿Tu
eras modelo no?
-Em,
si.
Cuando
voy a seguir hablando con Julia, Pastora me da un par de patadas por
debajo de la mesa. La miro y me hace muecas para que me calle.
Lo
sé, no me puedo callar ni debajo del agua.
-¿Seguimos?.-
Pregunto mientras relleno vasos.
Al
cabo de varios minutos trascurridos a la botella nada más que le
queda para dos chupitos como mucho.
Llene
dos. Uno me lo quede para mi y me lo bebí sin más. Llevo mi vista
hacia el chupito.
-¿Que
pasa? ¿Nadie lo va a querer?.- Nadie responde.- ¡será posible!.-
Lo cojo y sin miramiento me lo bebo.-¡Sois unos mierdecillas eh!
Al
cabo de un rato decidimos irnos a dormir. Inma pasa por delante mía
haciendo un par de gestos. Malú los capta al vuelvo y con cara de
pocos amigos me adelanta.
-Que
lo pases bien.- Deja caer mientras camina. La cojo del brazo e
intento pararla.
-Malú...-Intento
no trabarme pero me es un poco imposible.
-Mira
como vas.
-Perdona,
pero yo solo llevo 2 chupitos más que tú.
Me
hace gestos con las manos para que me calle.
-¿Vas
a dormir con ella?.
-No
me queda más remedio.
-¿Cuando
se lo vas a decir?
-¿Decir?...
¿El qué?.- Me rasco la nuca y ella se enciende tras mi pregunta.
-¡Ah!
Muy bien Vane... ¿Yo soy la otra no?.
-No
es tan fácil.- Mi voz sale débil. Me cuesta tanto hablar de esto
que acabo agachando la mirada.
-Será
que no querrás dejarla...- Tras esto y sin dejarme hablar se marcha.
Me
pregunto donde abre dejado a la Vanesa que le daba igual todo. Malú
me gana el pulso e iría al fin del mundo si lo pidiese.
Camino
detrás de ella con la culpa enganchada a mis hombros.
Cuando
llego a la habitación lo primero que hago es lanzarme a la cama al
más puro estilo de Mireia Belmonte.
Noto
como Inma se acuesta en mi espalda. La piel se me pone de gallina.
Cuanto daría por que me tocaran otras manos. Porque fueran las
suyas, las de Malú.
De
un gesto rápido me pongo boca arriba y no tarda en aterrizar sus
labios en mi cuello.
Solo
de pensar que Malú esta al otro lado de la pared se me pasa todo. No
me puedo concentrar.
-Inma...-
La cojo por los hombros e intento separarla.
Al
separarnos nos miramos a los ojos. Le pido de dejarlo para otro día, que aquí no.
-De
acuerdo...- Se baja de mi cuerpo y me da la espalda.- Otra día.
Narra
Malú:
Fui
sola a uno de los bares donde he ido tantas veces con Vanesa.
Y
no fui con la intención de encontrármela, que también, más bien
fui a despejarme. Es uno de los sitios más íntimos que conozco en
Málaga. Y ahora mismo no necesito otra cosa que esto.
Al
entrar, enseguida capto la olor a Tequila quemado. Sonrío levemente
mientras camino hacia la barra.
La
camarera enseguida acude a mi llamada y tras ver como miro con ganas
los vasos de las personas que tengo a mi derecha me dice que si
quiero tomar lo mismo. Tras ver lo que era, niego.
Carraspeo
y sin pensarlo pido.
-Por
favor, un cucaracha.- Digo señalando el cartel donde esta puesto
aquel típico chupito mexicano. La camarera sonriente comienza a
prepararlo mientras yo me acomodo en uno de eso altísimos taburetes.
Al
terminar de echar los licores correspondidos, la camarera me cede una
pajita antes de prenderlo.
A
mi espalda escucho un ligero rumor. La música no me permite escuchar
bien pero sé que se dirigen a mi.
-¿Te
importa?.- Una muchacha de pelo rizado y ojos
marrones sonríe mientras mira el taburete que hay a mi
lado. No pude decirle que no.
-Claro,
todo tuyo.- Saque un poco el taburete para que se sentara a mi lado.
-Uno
igual por favor.- Le dice a la camarera.
Al
intercambiar un par te miradas con aquella mujer, ella es la que se
atreve a romper el silencio.
-Tú
no eres de Málaga ¿verdad?.
-¿Y
por qué no iba a ser de Málaga?.- Respondo con chulería.
Ella
con una sonrisa que alumbraba este oscuro antro, apoya sus codos en la
barra y tras resoplar dice:
-No
te he visto nunca por aquí...- Continua su charla acercándose un
poco más hacia mi.- Además... No tienes acento malagueño... Como
mucho tu eres de Madrid.
-Si.-
Alzo las manos.- Me has pillado.- Las dos reímos y llevamos la vista
hacia la barra. Los chupitos ya están listos para beber.
-Bueno.-
Dice antes de beber.- Yo soy Mónica.- Su sonrisa me acompleja un
poco. ¿Debería de decirle como me llamo? No me lo pienso y sin
meditar las consecuencias que podría acarear sonrío y le doy dos
besos.
-Yo
soy Malú.
Dicho
esto, nos inclinamos hacia los chupitos y de un trago largo nos lo
bebemos. No puedo evitar hacer gestos con mi cara. Ella mientras
frunce el ceño y se pasa las manos por la cara dice:
-Mira
que he bebido muchos de estos con ex ¡pero vaya! Que no me
acostumbro.
Carcajeo.
A mi me pasa lo mismo. Será por chupitos de estos que me he bebido
con Vane.
-A
mi me pasa exactamente igual.
Tras
un buen rato hablando en una de las mesas apartadas del local, ella
comienza a contarme un poco sobre su vida.
-Este
lugar siempre me recuerda a ella.- Pasea sus ojos por el bar y su
mirada se vuelve nostálgica. Sin saber que decir le doy un trago al
cubata.- Pero bueno, eso es agua pasada.
-Si
te quieres desahogar...- Enseguida me doy cuenta de lo mal que ha
sonado mi frase y como si me quemara corrí a corregir.- Que si
quieres hablar digo.- Las dos estallamos en una carcajada.
-Pasó
hace tiempo...- Hace una pausa para beber.- Lo deje todo por ella, yo
iba a irme a terminar la carrera a Barcelona, rechace ir por ella, a
los dos meses me fue infiel. Se lo perdone porque según ella iba
perjudicada.- Dice tras levantar el cubata, enseguida capto a lo que
se quería referir. Asiento.- Pero no tardó ni 3 meses en serme
infiel otra vez.- Apenada la miro. Mis ojos le chillaban para que
continuara. Vale, si, soy un poco cotilla, pero esto parece una
telenovela.- Ella es muy conocida por aquí.
-¿Si?.-
Ella asiente mientras traga. Yo sonrío cómplice.
-Vanesa.
Me
quedo muda. Meto mis manos por debajo de la mesa y cruzo mis dedos.
“Que
no diga Martín” Me repito mil veces mentalmente mientras cruzo
mis dedos al máximo.
-Vanesa
Martín, ¿Sabes quien es?.- Asiento. -Por la ciudad la han llamado
más de una vez profeta de Málaga. Y la verdad que la cabrona es
buena.
¿Su
ex es mi ex? Mi cabeza trabaja lento. Bebo de golpe lo que me queda y
parando a uno de los camareros que trabajan en el local le pido otra
copa.
-Si,
sé quien es.