1/23/2015

Recuerdos 5: La Piel.

-Qué buena noche se ha quedado ¿no?.- Fue bajando velocidad del coche hasta ir a mi paso.
-¿A esto le llamas buena noche?.- Miro hacía el cielo gris.
-Bueno... Podría ser peor.
-Si... Esta lloviendo y estas tú aquí...
-Eso no es tan malo mujer.
-¿Por qué no me dejas tranquila?.
-Encima que he ido al Starbuck más cercano para traerte un café calentito...
Estoy congelada. El frío me puede y una vez más caigo en su trampa.
-¿Caliente?.- Digo apunto de resbalarme con mi propia baba.
-Ardiendo.- Susurra.
Me paro y ella lo hace conmigo. Cuando entro al coche, al coger el vaso se me pone la piel de gallina. El olor a café entra directamente en mi. Le doy un pequeño sorbo y noto como el café me va calentado. Ella no me quita ojo de encima. Esta vez sonrío yo.
-¿Mejor?.- Pasa una mano por mi húmedo pelo.
-Si.
Sin volver a entonar ninguna palabra más, quita el freno de mano y ponemos rumbo a su casa.
Cuando llegamos decido tomarme una ducha caliente. Mientras que me relajo bajo la ducha, escucho como la puerta se abre. En el baño entra una racha de aire frío que hace que mi piel se erice.
-¿Vane...?
No sé por donde empezar. Escucho como se apoya en la puerta mientras resopla. La noto seria sin verla.
Decido salir. Salgo de la ducha ante la antena y fría mirada de Vanesa.
Ella me tiende una toalla. Me envuelvo en ella y siento la necesidad de abrazarla. Camino y me apoyo en ella, la rodeo con mi brazos esperando a que ella haga lo mismo. Pero nada. No llega ese abrazo que tanto deseo y necesito.
Sé que ella me esta pidiendo a gritos una explicación por ese ataque tan repentino de celos en el bar.
-Vane ¿Quieres hablar?.
No dice nada. Me separo, y clavo mi mirada en la suya. Sus ojos me gritan que sí pero su boca sigue cerrada.
-No vamos a estar así toda la noche ¿no?.
-Cámbiate, vas a coger frío.
Tras decir esto, sale del cuarto de baño y cierra la puerta.
¡Ay mi madre! Cuando se pone así de borde no sé si tenerle miedo o quitarle esa tontería de golpe.
Salgo del cuarto de baño vestida con una camiseta suya que me llega a medio muslo.
Al mirarme al espejo me sale la típica sonrisa nerviosa. La veo sentada en el sofá con un gesto bastante peculiar.
Resoplo. Hago una cuenta atrás. Hago una ultima parada en el espejo. Y salgo de la habitación.
Desde luego, Vanesa cuando se lo propone podría plantarle cara al mismismo Hitler.
Me pienso sobre si sentarme en el sofá libre o donde esta ella.
-¿Me has traído un café del Starbuck y ahora no me diriges la palabra?
Me mira divertida y con su particular acento responde:
-¿Quieres que te deje donde te encontré?.
Termina levantándose y sacándose del bolsillo las llaves del coche.
¡Oh no! Por ahí no paso.
Camino hasta tenerla cerca. Ella ladea una sonrisa que no me gusta nada.
-¿Perdona?.- Digo en posición de jarra.
Su sonrisa se agranda por momentos. La odio, os lo juro, cuando sonríe así es para matarla.
-¿Puedes dejar de sonreír?
-No.
Parece que le hace agracia este momento. Me revuelvo. La asesino con la mirada y su sonrisa siguen sin desaparecer.
-¿Qué quieres que te diga?.- Pataleo cual niña de quince años.- Vane, estoy celosa, muy celosa, créeme.
Vane sonríe, ¿Y cuando no?. Se acerca a mi pero doy un paso hacia atrás. Mi espalda da contra la pared. Ya no puedo dar más pasos hacia atrás y Vane camina hasta tenerme donde me quiere. Me besa y apoyando sus manos en la pared susurra para que quede entre nosotras:
-¿Me crees tan idiota de cambiarte por otra?.
Sonrío. Creo que es la primera vez que lo hago desde que salí del bar.
-Eres muy pava Malú, pero que muy pava.
Sigo sin responder. Parece que me hayan clavados dos chinchetas en los mofletes. No puedo dejar de sonreír.
-¿Algo más?.- Murmura la mujer malagueña que me trae loca.
-No sé....- Me entra la risa y toda la seriedad del momento se esfuma de la casa.
Vane se despega de mi y mientras camina hacia la cocina dice:
-Le encargue a mi hermano una cosa que seguro que te va a gustar.
-¿Seguro?.- Camino tras ella. Del frigorífico saca una botella de vino. Encima de la encimera pone dos copas y las llena.
-¿Te gusta el vino no?.
-Si.
Por inercia cojo la botella de vino. “Vega Sicilia Reserva Especial del 1994”
Sin dudarlo la miro sorprendida mientras bebo de la copa de vino.
Al cabo de un rato a la botella de vino a penas le queda para la última copa. Nos encontrábamos de nuevo en el sofá.
-Va...- Digo sentándome a lo indio.- Vamos a brindar.
Mi Vane sonríe, se sienta de la misma manera que yo y responde:
-Malú, eso se hace al principio, no cuando llevamos...- Coge la botella y la pone boca abajo, a penas salen de ahí un par de gotas. Suelta una carcajada y de golpe le quito la botella de las manos.
-Vamos, no me seas idiota.
Alzo la copa, y sin decir nada imita mis pasos.
-Tu dirás.
Asiento. Y con una sonrisa comienzo a hablar.
-Venga, por ti y por mi.- Digo tímidamente.
-Por nosotras...
-Eso es.


Chocamos las copas y nos bebemos de un trago lo poco que nos queda de vino.
Dejo mi copa encima de la mesa que tenemos enfrente. Acorto distancias, y con la mayor sutileza del mundo le quito su copa de las manos. Vanesa con su mirada va vigilando cada uno de mis movimientos.
Cogiéndola de la mano la llevo hasta su cuarto. Al entrar la oscuridad impera en la habitación. Solo entra la claridad que desprenden las farolas que se cuelan por las rendijas de las persianas.
Dándole pequeños tirones a su camiseta consigo tenerla cuerpo a cuerpo.
Vamos andando lentamente por la habitación hasta que mis piernas topan con su cama.
-Acuéstate.- Ordena.
La miro, mis ojos desprenden calor. Mi cuerpo demanda al suyo y no veo la hora de tenerla encima mía.
Le hago caso. Sin dudarlo lo hago, enseguida, Vane desde su altura, clava sus rodillas en la cama y murmura:
-Nunca dudes de mi fidelidad.
No sé a que viene. Es más, ahora no quiero hablar de eso.
-Vane ahora no.
-Si, lo necesito.- Contesta.- Necesito que comprendas que cuando yo estoy con alguien me desvivo por esa persona.
-¿Y por qué lo hiciste?.
-No lo sé... Fue hace muchos años, lo nuestro se acabó, ella insistió en que siguiéramos juntas a pesar de que yo no sintiera nada hacia ella. No la quería.
-Sigo sin entenderlo...- Bajé la mirada. Quería mirarla de otra manera, pero mis ojos no entendían nada. ¡Pobre chica! ¡Lo que tuvo que sufrir!
-Malú...
No la escucho y sigo con mi discurso.
-Nunca tuviste que contarme lo que hiciste en tu pasado.
-Tú preguntaste.
-Ya... Pero yo pensaba que...- Me callo de golpe. No quiero joder más este momento.
-Pensabas que.
-Nada.
Vane, clava sus ojos en mi, y con un gesto más que confuso asiente.
Su boca insaciable vuelve a atacarme. Me dejo llevar y bajo su cuerpo la disfruto.
Incapaz de seguir quieta, me muevo rápidamente para ponerme encima de ella y poder tener las riendas del momento.
El tiempo va a contrarreloj. Nuestro momento esta a punto de llegar. Se arquea. La beso. La siento. La quiero toda para mi.
Sin parar, agotamos todos los minutos que nos concede este maravilloso juego. La temperatura es inmensa.
El juego termina con una Vanesa cansada, sudorosa y bastante sexy.
Caigo derrotada encima de su cuerpo mientras ella me aprisiona entre sus brazos.
-Ves ese boli.- La oigo murmurar
-Si.- Contesto aun con la voz entrecortada.
-Pásamelo.
Me bajo de su cuerpo hasta alcanzar el bolígrafo.
-¡Pero dame papel!.- Regruñe tras mi espalda.
-¿Crees que soy una papelería?.- Carcajeo y noto como me aparta el pelo y comienza a escribir en mi espalda.


-Vane!.- Me muevo un poco y la escucho quejarse de nuevo.
-¡Pero no te muevas! Estoy en plena creación!.- Bromea. Dejo que termine de escribir a pesar de las tantas cosquillas que me esta causando la punta del bolígrafo.
-¿Sabes? A mi me encantan las papelerías.- Ríe.- Siempre que veo una acabo entrando y pillando bolis y libretas.
Sonrío mientras me aguanto la risa y las ganas de moverme.
Sabiendo que le ha venido la inspiración le pregunto por lo que esta escribiendo pero como siempre hasta que no tiene nada concreto no me dice nada.
-¿Y como la vas a llamar?.- Insisto.
Ella se lo piensa y tras volver a escribir en mi espalda dice:
-La piel.
-¿La piel?.
-Si... La piel.





1/13/2015

Capitulo 5: Tranquilamente vienes por detrás.


Sentía como si el viento me traspasara la piel. La noche no tenía planes y se quedo con nosotras esperando al amanecer.
Su “¿Quieres más?” se quedó retumbando por todas los rincones de mi cabeza. Yo, sin saber que responder, opto por callarme.
Me apoyo totalmente en mi coche, que pase lo que tenga que pasar.
Ella sonríe mientras contonea su cuerpo. Sabe que puede hacer conmigo lo que quiera. Y eso es lo que va hacer.
Apoya sus manos en mis hombros y poniéndose de puntillas me besa. Fue como el típico beso que se dan los niños de 12 años.
Se separo de mi esperando una aprobación. No sé hacia donde lleve mi vista, pero acabe asintiendo. Lo estaba deseando.
Me besa, la beso, sus manos se colocan en mi nuca. Y las mías todavía no tienen claro que parte de su cuerpo tocar primero.
Nos separamos unos segundos para coger aire. Aún con su sabor en mis labios, cierro los ojos, cuando los vuelvo abrir siento que todo me da igual y me lanzo hacia ella. La beso frenéticamente, mis manos se pasean por su cara, su cuello y su pelo. Cuando estampo su espalda contra mi coche llevo mis manos al cuello de su camisa y de un gesto rápido y fuerte la abro haciendo saltar algún que otro botón. Ella sonríe e intenta levantar un poco mi camiseta.
Mi teléfono suena. Me separo un poco de ella pero no me deja.
-No lo cojas...- Vuelve a tomar mi boca y yo obedezco. Dejo el móvil de nuevo en el bolsillo, pero al segundo vuelve a sonar. Esta vez es ella quien se separa. Se pone en posición de jarra y murmura.
-Cógelo anda.
Me doy la vuelta y me apoyo en el capo del coche. Aún extasiada por el encontronazo con Malú lo cojo sin saber quien es. Ni siquiera mire la pantalla para saber quien era.
-Amor, ¿donde estas?.
-En la playa.- Me giro y me encuentro a Malú de brazos cruzados. La llamada esta durando demasiado.
-¿Que haces ahí?.
Respiro y suplico a mi mente un poco más de agilidad.
-Pues ya ves...
-¿Pues ya ves?.
-He salido para despejarme un rato.
-A las 2:30 de la mañana...
-Si, a las 2:30 de la mañana.
Odio que me controlen. Soy una persona muy independiente. No me gusta dar explicaciones a nadie.
-Mañana por la tarde llego a Málaga.
-Vale.- Me da terror que Inma y mi madre se conozcan. Ella esta obsesionada por conocer a mi familia. Dice que es un paso muy grande para nuestra relación. Y yo ese gustazo todavía no se lo voy a dar. 
-¿Vale? ¿No vas a venir a por mi ni nada?.
-Sabes que si.- Bufo.
Tras estar como unos 5 minutos hablando con ella termino colgando ante la atenta mirada de Malú. No dice nada. Solo me mira. Tras guardar el móvil y sacar las llaves del coche. Guardo mi guitarra en el maletero y le pido a Malú que me diga donde se hospeda.
Antes de abrir el coche le pido que se asiente detrás. Nada de sentarse a mi lado.
-¡Venga ya!.
-Lo digo totalmente en serio.
Cuando entramos en el coche. Coloco el retrovisor y me encuentro con ella, nos dedicamos un par de miradas. Ella, sonriente, se quita el cinturón y apoya sus manos en mi asiento. Pero antes de que llegue a donde tenga pensado llegar le pido que se lo ponga de nuevo.
-El cinturón Malú.
-Aguafiestas.- Refunfuña con su tipa voz de niña. 
Salgo hacia la carretera y comienzo a llevarla a su hotel. Íbamos en silencio. La radio sonaba súper flojita. Necesitaba tener todos mis sentidos alerta.
-Vane...- Su voz de niña sale a la luz de nuevo y yo la miro por el retrovisor.-Vane...- Vuelve con el mismo tono.
-¿Qué?.- Respondo porque sé que si no lo hago podemos estar todo el viaje así.
-¿Subirás conmigo?.- Escucho como se desabrocha el cinturón. Se mueve por los asientos hasta colocarse detrás mía. Sus manos apuntan a mi barriga. Poco a poco fue subiendo mi camiseta hasta meter sus manos por debajo de ella. Intento controlar la respiración. Que no se note que me muero de ganas de estar con ella.
-No.
-Vas a subir.
-¿Tan segura estas?.- Sus manos seguían jugando por debajo de mi camiseta. De un gesto rápido, suelto una mano del volante e intento quitar sus manos, pero rápidamente vuelven a la carga.
-Como sigas así vamos a tener un accidente.- Sigo conduciendo y ella no tiene en mente parar.
Torpemente llego al hotel donde se hospeda Malú. Cuando salimos del coche me apoyo en el. Ella sale y se coloca enfrente de mi. Cuando la miro me doy cuenta que lleva la camisa abierta y rota. Me tapo la cara con las manos.
-Eso lo has hecho tú.- Susurra sonriente.
Yo me embobo. “No la mires” Me repito a mi misma un millón de veces. ¡Pero joder... Mirarla... Mirar como sonríe!


Ella tiende su mano, y mi cuerpo sin mi la coge.
Caminamos por el interior del hotel. Al llegar al ascensor pica la planta donde esta su habitación. En el ascensor no estábamos solas, así que se dedico a torturarme.
Se puso delante mía, dándome la espalda, yo tenía la mía pegada contra el cristal del ascensor. Con su dedo indice lo pasea por todo el filo de mi pantalón. Cierro los ojos e intento respirar con tranquilidad. Cuando los abro me doy cuenta que estamos solas en el ascensor.
-¿Vamos?.
Oír su voz me hace aterrizar al mundo real.
Asiento como puedo y comenzamos andar por el largo y lujoso pasillo del hotel.
-¿Entramos?.
-No.
-Anda ven.- Coge de mi camiseta y tira de ella hasta estar las dos dentro de la habitación.
Echo una vista rápida. ¡Joder! Como se las gasta la niña.
-Si esto es como mi casa de grande.
-Pues yo prefiero estar en tu casa.- Rápidamente me besa.
No se de que manera acabemos las dos tumbadas en la cama. Su camisa hace tiempo que desapareció por algún lugar de la habitación. Ella a tirones me saco la camiseta. Me separe de ella unos segundos para poder verla así. ¡Cuanto tiempo joder!
Mientras ella se quitaba los pantalones me dedicaba miradas llenas de calor. Yo clavo mis rodillas en el colchón y ayudo a quitárselo.
Poco a poco fui recostándome en su cuerpo. ¡Ya ni me acordaba como olía! Sigue utilizando el mismo perfume. Paseo mi boca por su cuello. No la beso, solo la rozo. Noto como se revuelve debajo de mi cuerpo. En un principio me hace sonreír.
-¿Te das cuenta que siempre empezamos igual?.- Me susurra dulcemente.
-¿Como que igual?.
-Mírame.- Agacho mi vista.- Estoy casi desnuda, y mírate tu, tienes mucha ropa en tu cuerpo.- Sonríe. Yo la miro con cara de circunstancia sin saber que decir.- Y me encanta que sea siempre así. Esto último me hace sonreír.
-¡Que boba eres!.- Me hace gracia que se fije siempre en esos detalles de los cuales yo ni me había fijado antes. 
Inconscientemente comienzo acariciar su vientre. Su cuerpo sigue pidiéndome más. Me fijo como su pecho sube y baja. Esta nerviosa y eso me gusta. La Malú de apariencia fuerte y posiblemente borde esta bajo mi cuerpo y en mis manos. 
Bajo por su cuerpo. He estado mucho tiempo sin que su piel y la mía se rozaran tanto. 
-Vane, mírame.- Subo mi vista hasta  clavarla en la suya.- Nunca dejes de mi mirarme.- Sus ojos se vuelven vidriosos por el momento nostálgico que esta viviendo.- Me encanta que lo hagas. 
Sonrío pero no le digo nada. Cuando quiere puede ser muy pava y tiene un máster en dejarme sin palabras.
Sin dejar de mirarla, le abro cuidadosamente las piernas. Las separo. Es ella la que con dos dedos empieza a quitarse su ropa interior.
-No, déjame a mí.
Coloqué mis dedos en el pequeño y sutil hilo que separa mi locura de la cordura. Lo bajo despacio, sin prisas, como si el tiempo no contara. Se lo quito y lo echo hacia atrás. Coloco mis manos en sus rodillas.
-¿Puedo?.
-Debes.- Exige.
Instintivamente le abro las piernas y coloco mi boca en la fuente de mi locura. La escucho, eso me pone cardíaca, ya no hay marcha atrás.
La tiento, me separo de ella y noto como se cabrea. Yo le respondo sonriendo con malicia, y ella con una sensualidad que hacia tiempo que no veía en ella, sube sus caderas y gesticula un "Vamos". 
Cuando entro en ella, noto como una de sus manos me toca la nuca. No quiere que me separe de ella, y eso de alguna manera u otra me hace sonreír. 
Su momento está a punto de llegar. Su cuerpo se tensa, agarra con fuerza las sabanas. Y echando su cabeza hacia atrás termina con un gruñido de lo más sexy que pude oír en toda mi vida. 

Hacia tiempo que no estábamos juntas en una cama y la curiosidad nos puede. ¿Nos seguiremos conociendo después de tanto tiempo?
Malú tira de mi hacia arriba. Me besa con fuerza, con ganas. Su respiración aún sigue agitada. Sus manos van directas a mi pantalón, intenta buscar el botón pero nada, no da con el.  
Al ver su torpeza decido ayudarla. Bajo directa hasta dar con el botón y desabrochar el pantalón. 
Sin hablar, acaba poniéndose encima mía. 
-Eres totalmente mía...- Susurra. 
Convencida de que no voy a poder responderle con palabras decido besarla. Hace tiempo que puse a su nombre todo lo que me queda por vivir, y hoy una vez más me ha demostrado que es así. No podría vivir sin verla. No sé como he podido estar tanto tiempo sin tenerla así cerca. Es tan adictiva que sé que volveré a recaer más de una vez. 



El tiempo decidió pasar y nosotras seguimos jugando con fuego a pesar de acabar quemándonos más de una vez. 

Hoy decidimos pasar el fin de semana en una maravillosa casa en Málaga. Esta vez tuve que ir con Inma no pude decirle que no.
Mi sorpresa fue encontrarme con Julia. La amiga modelo de Pablo.
Cuando cayó la noche sacaron una botella de Ron y se les ocurrió jugar al fantástico juego del "Yo nunca..."
Fue Julia la primera en coger la botella con ansia. 
-Empiezo yo.- Llena los vasos que quedan y sonríe.- Yo nunca he visto desnudo a nadie de este grupo...
Bebemos Malú, Julia, Inma y yo... Algo me inquieta... ¿Julia?... Apoyo mi barbilla sobre mis nudillos y mantengo una guerra de miradas con Julia. Ella se mantiene firme y sin mover ni un musculo de su cara. Yo firme también, termino esta ballata con una media sonrisa y asintiendo.
Mensaje captado Julia.
Pastora da una palmada al aire y tras rellenar los vasos de nuevo pronuncia otra frasecita para volver al juego.
-Yo nunca he sido infiel a mi pareja.- Malú clava sus ojos en mi a la espera de que me beba el chupito. Espero unos cuantos segundos y me doy cuenta que soy la única de esta mesa que ha sido infiel.
Malú sigue mirándome, cojo el chupito y no puedo evitar soltar una pequeña risa. Pastora no se asombra, ella ya lo sabía al igual que Malú.
Sin pensar me bebo el chupito y una oleada de preguntas abarrotan la mesa.
-¿Que dices?.- Dice Julia tapándose la boca.
-¿En serio?.- Pablo ríe mientras me rellena el vaso de nuevo.
Inma es la que me mira con cara de pocos amigos.
Si, esta bien, ese pequeño traspiés que tuve no se lo he contado, pero tampoco es como para ir gritándolo a los 4 vientos...

-Vane te toca.- David con una sonrisa se frota las manos y seguidamente agarra el chupito. No me lo pienso y sin coger el chupito digo:
-Yo nunca me he acostado con una modelo.- No puedo evitar que mi sonrisa salga a relucir al ver a Malú petrificada.
-Una o un modelo, mejor dicho.- Rectifico para no saltar alarmas.
David y Malú beben. Y yo vuelvo a sonreír. Miro a Julia y sin pensarlo le digo.
-¿Tu eras modelo no?
-Em, si.
Cuando voy a seguir hablando con Julia, Pastora me da un par de patadas por debajo de la mesa. La miro y me hace muecas para que me calle.
Lo sé, no me puedo callar ni debajo del agua.
-¿Seguimos?.- Pregunto mientras relleno vasos.
Al cabo de varios minutos trascurridos a la botella nada más que le queda para dos chupitos como mucho.
Llene dos. Uno me lo quede para mi y me lo bebí sin más. Llevo mi vista hacia el chupito.
-¿Que pasa? ¿Nadie lo va a querer?.- Nadie responde.- ¡será posible!.- Lo cojo y sin miramiento me lo bebo.-¡Sois unos mierdecillas eh!

Al cabo de un rato decidimos irnos a dormir. Inma pasa por delante mía haciendo un par de gestos. Malú los capta al vuelvo y con cara de pocos amigos me adelanta.
-Que lo pases bien.- Deja caer mientras camina. La cojo del brazo e intento pararla.
-Malú...-Intento no trabarme pero me es un poco imposible.
-Mira como vas.
-Perdona, pero yo solo llevo 2 chupitos más que tú.
Me hace gestos con las manos para que me calle.
-¿Vas a dormir con ella?.
-No me queda más remedio.
-¿Cuando se lo vas a decir?
-¿Decir?... ¿El qué?.- Me rasco la nuca y ella se enciende tras mi pregunta.
-¡Ah! Muy bien Vane... ¿Yo soy la otra no?.
-No es tan fácil.- Mi voz sale débil. Me cuesta tanto hablar de esto que acabo agachando la mirada.
-Será que no querrás dejarla...- Tras esto y sin dejarme hablar se marcha.
Me pregunto donde abre dejado a la Vanesa que le daba igual todo. Malú me gana el pulso e iría al fin del mundo si lo pidiese.
Camino detrás de ella con la culpa enganchada a mis hombros.
Cuando llego a la habitación lo primero que hago es lanzarme a la cama al más puro estilo de Mireia Belmonte.
Noto como Inma se acuesta en mi espalda. La piel se me pone de gallina. Cuanto daría por que me tocaran otras manos. Porque fueran las suyas, las de Malú.
De un gesto rápido me pongo boca arriba y no tarda en aterrizar sus labios en mi cuello.
Solo de pensar que Malú esta al otro lado de la pared se me pasa todo. No me puedo concentrar.
-Inma...- La cojo por los hombros e intento separarla.
Al separarnos nos miramos a los ojos. Le pido de dejarlo para otro día, que aquí no.
-De acuerdo...- Se baja de mi cuerpo y me da la espalda.- Otra día.

Narra Malú:

Fui sola a uno de los bares donde he ido tantas veces con Vanesa.
Y no fui con la intención de encontrármela, que también, más bien fui a despejarme. Es uno de los sitios más íntimos que conozco en Málaga. Y ahora mismo no necesito otra cosa que esto.
Al entrar, enseguida capto la olor a Tequila quemado. Sonrío levemente mientras camino hacia la barra.
La camarera enseguida acude a mi llamada y tras ver como miro con ganas los vasos de las personas que tengo a mi derecha me dice que si quiero tomar lo mismo. Tras ver lo que era, niego.
Carraspeo y sin pensarlo pido.
-Por favor, un cucaracha.- Digo señalando el cartel donde esta puesto aquel típico chupito mexicano. La camarera sonriente comienza a prepararlo mientras yo me acomodo en uno de eso altísimos taburetes.
Al terminar de echar los licores correspondidos, la camarera me cede una pajita antes de prenderlo.
A mi espalda escucho un ligero rumor. La música no me permite escuchar bien pero sé que se dirigen a mi.
-¿Te importa?.- Una muchacha de pelo rizado y ojos marrones sonríe mientras mira el taburete que hay a mi lado. No pude decirle que no.
-Claro, todo tuyo.- Saque un poco el taburete para que se sentara a mi lado.
-Uno igual por favor.- Le dice a la camarera.
Al intercambiar un par te miradas con aquella mujer, ella es la que se atreve a romper el silencio.
-Tú no eres de Málaga ¿verdad?.
-¿Y por qué no iba a ser de Málaga?.- Respondo con chulería.
Ella con una sonrisa que alumbraba este oscuro antro, apoya sus codos en la barra y tras resoplar dice:
-No te he visto nunca por aquí...- Continua su charla acercándose un poco más hacia mi.- Además... No tienes acento malagueño... Como mucho tu eres de Madrid.
-Si.- Alzo las manos.- Me has pillado.- Las dos reímos y llevamos la vista hacia la barra. Los chupitos ya están listos para beber.




-Bueno.- Dice antes de beber.- Yo soy Mónica.- Su sonrisa me acompleja un poco. ¿Debería de decirle como me llamo? No me lo pienso y sin meditar las consecuencias que podría acarear sonrío y le doy dos besos.
-Yo soy Malú.
Dicho esto, nos inclinamos hacia los chupitos y de un trago largo nos lo bebemos. No puedo evitar hacer gestos con mi cara. Ella mientras frunce el ceño y se pasa las manos por la cara dice:
-Mira que he bebido muchos de estos con ex ¡pero vaya! Que no me acostumbro.
Carcajeo. A mi me pasa lo mismo. Será por chupitos de estos que me he bebido con Vane.
-A mi me pasa exactamente igual.
Tras un buen rato hablando en una de las mesas apartadas del local, ella comienza a contarme un poco sobre su vida.
-Este lugar siempre me recuerda a ella.- Pasea sus ojos por el bar y su mirada se vuelve nostálgica. Sin saber que decir le doy un trago al cubata.- Pero bueno, eso es agua pasada.
-Si te quieres desahogar...- Enseguida me doy cuenta de lo mal que ha sonado mi frase y como si me quemara corrí a corregir.- Que si quieres hablar digo.- Las dos estallamos en una carcajada.
-Pasó hace tiempo...- Hace una pausa para beber.- Lo deje todo por ella, yo iba a irme a terminar la carrera a Barcelona, rechace ir por ella, a los dos meses me fue infiel. Se lo perdone porque según ella iba perjudicada.- Dice tras levantar el cubata, enseguida capto a lo que se quería referir. Asiento.- Pero no tardó ni 3 meses en serme infiel otra vez.- Apenada la miro. Mis ojos le chillaban para que continuara. Vale, si, soy un poco cotilla, pero esto parece una telenovela.- Ella es muy conocida por aquí.
-¿Si?.- Ella asiente mientras traga. Yo sonrío cómplice.
-Vanesa.
Me quedo muda. Meto mis manos por debajo de la mesa y cruzo mis dedos.
Que no diga Martín” Me repito mil veces mentalmente mientras cruzo mis dedos al máximo.
-Vanesa Martín, ¿Sabes quien es?.- Asiento. -Por la ciudad la han llamado más de una vez profeta de Málaga. Y la verdad que la cabrona es buena.
¿Su ex es mi ex? Mi cabeza trabaja lento. Bebo de golpe lo que me queda y parando a uno de los camareros que trabajan en el local le pido otra copa.
-Si, sé quien es.


Novela "Aquí y Ahora"

Novela "Aquí y Ahora"