La
hamaca se había convertido en mi suit particular. No me apetecía
nada dormir a su lado. Es más, preferí pasar la noche fuera para
lamentarme y castigarme en soledad sin que nadie pueda ver lo
patético que puede llegar a ser esta situación.
Cuando
conseguí levantarme de aquella incómoda hamaca entré al salón,
las persianas seguían bajadas y la casa olía a café. La olor a
café despertó todos mis sentidos y fui directa a la cocina.
-¿Tú
de dónde sales?.- Pastora me mira esperando una respuesta, esa que
nunca llega.-Ya me contaras.- Me entendió a la primera en solo
mirarme. Creo que mi cara puede hablar sin que yo diga palabra.
Pasados
unos minutos, nos sentemos a desayunar. Hoy hacía un día estupendo
y yo todavía no entendía porque no era plenamente feliz. He sacado
un disco, que para mi personalmente es una maravilla, estoy con mis
amigos disfrutando de un fin de semana y haciendo un rodaje tengo a
la que debería de ser, en estos momentos, “la mujer de mi vida”.
Pero no, mi mente solo piensa en una cosa, ¿cómo habrá pasado la
noche Malú?.
A lo largo de la mañana se fueron despertando uno a uno menos ella. Pastora preocupada, miró el reloj, la 13:30, sin pensarlo entró a la habitación para despertarla.
Cuando
salió me miro casi horrorizada. Me temía lo peor. Intenté quitarle
hierro al asunto y le hice una mueca para que sacara una sonrisa por
leve que fuera.
-¿Tú
no has dormido en la habitación, no?.- Pregunta.
Me
pienso si contestar o no, no sé si mi voz esta preparada para hablar
de ella, así que solo me limito a negar con la cabeza.
Me
mira apenada y me siento culpable. Hace un tiempo atrás, las tres
eramos inseparables, lo pasábamos genial juntas, y ahora todo esta
peor que las ruinas de Roma, y lo peor es que no sé como arreglarlo.
-Ayer
acabe de escuchar tu disco...- Corta bruscamente el tema. Yo
sonrío orgullosa.
-¿Y
qué tal?.
-Pura
magia, como siempre.
Nos
dedicamos un par de sonrisas cómplices y volvemos a clavar la mirada
en la habitación de Malú.
-¡Buenos
días bella durmiente!.- Pablo le abraza y la eleva un par de palmos
del suelo. Ella se queja y saca una sonrisa tímida. Inconscientemente
la sigo como con la mirada y comienzo hablar.
-Ayer
le dije que no la quería ver.- Mi mirada seguía puesta en ella. Su
cara reflejaba que había pasado una mala noche. Me apena saber que
ha sido por mi culpa.
-Os
habéis declarado la guerra y no vais a parar hasta que una no pueda
más.
-Al
principio estaba yendo todo genial, incluso le pedí perdón cuando
no fui a verla cuando paso todo eso, pero luego empezaron los
reproches y eso...
-Y
eso...- Repite en tono burlón.- Un día vais acabar conmigo.
-Que
dramática eres... Tampoco es para tanto...
-¿DRAMÁTICA?.-Dice
alzando la voz.
Miro
para los lados y le hago un gesto para que no grite tanto. ¡Tampoco
es para que se enteré todo el mundo!
-No
sé como habéis permitido que todo esto acabe de esta
manera...-Susurra.
-Es
difícil...
-No
es difícil, era tan fácil como llamarla al día siguiente...
¡Joder! Sabes como es ella, es muy orgullosa y muy cabezona, pero si
la hubieras llamado, ella hubiera perdido el culo por ir a por ti...
Y sabes que es así.
Miré
hacia la taza de café buscando alguna escusa que me sacara de esta
encerrona.
-Por
vuestra culpa estamos así... Hace 1 año y 3 meses.- La miro
sorprendida.- Y no me mires así, me acuerdo perfectamente, porque
ese día no solo rompisteis vosotras...- Hace una pausa. Cierra los
ojos un segundo y prosigue.- También rompimos nosotras 3...
La
miro, la miro intentado que lea mi en ojos lo que no puede decirle
con palabras.
Nos tiremos más de media hora así, ella atacaba y yo intentaba defenderme con argumentos sin sentido. Ella tiene razón, y a la razón no se le puede ganar.
Las
horas fueron abriendo paso a la tarde. La conversación de horas
antes con Pastora me dejo un poco tocada.
Me
sentía rara, una parte de mi sabía que teníe razón y que es una
chorrada todo esto, otra parte sabía que saldría mal... Yo no voy a
ser capaz de verla como una amiga. Y ante esto yo no puedo luchar por
más que quiera.
Sobre
las 6 de la tarde me fui directa a la parcela. Por ahí correteaba
Pongo. Me senté en el suelo y me puse a juguetear con la hierva. A
unos 5 metros tenía enfrente una terraza con una mesa redonda de
hierro justo en medio, ahí estaban Malú, Julia y Pablo.
Mis
miradas se alternaban entre Pongo y Malú ¡Benditas gafas de
sol! Julia se acercaba peligrosamente a Malú. Ahí fue cuando
mis alarmas saltaron. Las observaba desde mi sitio, Julia de vez en
cuando se humedecía sus labios al hablar con ella, se tocaba el
pelo, y le hacia una maravillosa caída de ojos...
De
momento, era testigo mudo e invisible y aproveché para seguir
martirizándome y poder seguir viendo el espectáculo.
Julia
se acercó al oído de Malú, algo le tuvo que decir para que ella
sonriera ampliamente y le contestara. En ese momento mi corazón
empezó a latir más lento y mi estado de ánimo estaba casi rozando
el suelo. En ese momento mis ojos fueron atropellados por los suyos,
fueron segundos los que tardó en retirar su mirada de mi campo de
visión.
Fue
Pongo quién me saco de la realidad dándole tirones a la correa. Me
levanté del suelo y vi a Malú caminar hacia mi.
Le
puse la correa lo más rápido que pude y caminé a toda prisa hacia
la puerta.
-¡Vane
espera!.- Me cogió por el codo. Intentando para mi desgracia
pararme.
-¿Qué?.-
Me giré para verle la cara.
-¿Dónde
vas?.
Me
quité las gafas de sol y le enseñé la correa.
-¿Es
qué no lo ves?.
-Me
voy con vosotros.
-No.-Abro
la puerta sacando medio cuerpo fuera.- Tú te quedas aquí.
¿Alguien
me podría decir que coño me pasa? ¿Por qué este repentino ataque
de celos? Se supone que yo soy feliz con Inma y que Malú ahora nos
es nadie en mi vida...
Salí
con Pongo y no sé el tiempo que pasé sentada en el suelo mirando la
nada y pensando en todo.
Detrás
de mi espalda escuché como unos pasos aplastaban las ramas y las
hojas que estaban en el suelo.
-Te
tenía casi olvidada...- Giro mi cabeza y me quedo quieta
mirándola.-Luego apareciste en los premios Cadena Dial, cuando me
enteré de que ibas a ir, me estuve preparando días para volver a
verte y que mi cuerpo no se revolucionara al hacerlo.
¿Ha
dicho casi olvidada? Intento respirar de una manera adecuada y que no
se me noté lo nerviosa e histérica que estoy ahora mismo.
-¿Casi?.-
Pregunto tranquila y río irónicamente. Llevo viviendo casi un año
con una actriz, ¡algo se tiene que pegar!
-Si.-
Respira hondo y prosigue-¿Tú me has olvidado?.- Da unos cuantos
pasos hacia delante, acortando la poca distancia que hay entre las
dos.
-¿Debería
de haberlo hecho?.
-Yo
lo intenté.
-Pues
ahí tienes todas tus respuestas.
Esta
claro que ella y yo sentimos de maneras diferentes. Yo nunca planeé
un plan para olvidar lo que viví con ella, siempre supe que ella es
una persona especial en mi vida, y que estuviera conmigo o no
las cosas no iban a cambiar. Ella si que lo hizo o por lo menos lo
intentó, y yo... Yo nunca quise intentar olvidarla por si la
olvidaba de verdad.
Ahí
fue donde entendí que tenía que aclararme. Seguir viendo a Malú
iba acabar conmigo, iba a volverme completamente loca.
Cuando
cayó la noche me llamo mi madre. Hable con ella, con mis hermanos y
mis sobrinas. Mi pequeña, mi ahijada, me hablaba con su media
lengua. Yo sonreía absurdamente. Ahí fue cuando entendí que debía
volver a mi tierra, estar con los míos y organizar de nuevo mi
cabeza.
Antes
de marchar, fui a la habitación de Pastora, la desperté y le puse
la mayor escusa de mi vida. Ella no se creyó mis palabras pero
comprendió que seguir aquí no iba a ser bueno para mi.
Cuando
entré en la habitación a recoger mis cosas la vi dormir. Intenté
hacer el menos ruido posible para que no se despertarla y poder
observarla sin miedo, sin que pueda echarme cosas en cara.
Sentí
la necesidad de despedirme de ella, de hacerlo como lo hacia cuando
aún su vida y la mía caminaban juntas. Me senté en el escritorio
que había en la esquina. Del bolso saque una libreta
y un boli. Eché una última mirada hacia atrás. La recorrí
con la mirada como si fuera el último día de mi vida.
“No
me preguntes el por qué lo hago, por qué después de tantos meses
me vuelvo a despedir de ti como lo hacia antes, no me lo preguntes
porque ni yo misma sé que contestarte, porque yo también me
pregunto y nunca sé contestarme, porque lo poco que sé me lo guardo
para mi, porque nunca quise darte el adiós definitivo, porque una
despedida significa no volver a vernos más y esa idea me aterra,
olvidarte nunca estuvo en mis planes, aunque nunca es tarde para
poder intentarlo, porque hace tiempo que mi mundo se convirtió en el
tuyo y no sé como hacer para que vuelva a ser mío de nuevo. Porque
siempre termino leyendo las mismas conversaciones que me atraviesan
de par en par, pero las sigo leyendo y me sigue saliendo la misma
sonrisa que el primer día que te escribí todos esos mensajes,
porque siempre acabo colgando antes de escuchar el primer “Pi”
cuando necesito escuchar tu voz y que me recuerdes el por qué sigo
estando aquí, contigo, esperándote, aunque sé que jamas aparecerás
un día o una noche y llenaras mi casa de lo que un día fue “lo
nuestro”, esa magia que solo puedes hacer tú, porque la magia es
algo que el ojo no ve, y yo no fui capaz de ver cuando te perdí.
Porque
el estar con otra persona no significa que te haya olvidado, solo
intento demostrarte que sigo estando igual de bien que lo estas tú
sin mi, a pesar de que cada noche me invada los recuerdos y mis
lágrimas intenten salir de la cárcel que inventé en mis ojos.
Porque
en ella te busco a ti, a tus manías, a tu jerga, a tu voz, tus
gestos y tus caricias... Nunca supe como despedirme de ti, a lo mejor
esque nunca quise hacerlo, que siguieras siendo mía aunque nunca
estuvieras conmigo.
Siempre
preferí sufrir por ti, que tú estuvieras bien, por eso te pido que
no me salves. Solo te pido que... ¿Por qué no me devuelves la
vida y me dejas vivir la mía?”
son patéticos.. Por qué no escriben algo productivo, y dejan de inventar pelopudeces.. vivan y dejen vivir.. o comprensé un vida.. Vergüenza ajena me generadas pelotudez escrtita y No pude leer más.
ResponderEliminarPATÉTICOS!!!